miércoles, noviembre 02, 2005
Para qué el orgullo
Yo nunca te mentí,
entonces te marchaste engañada.
Sentí que mi corazón se destrozaba,
pensé que te odiaba
porque no creíste en mi,
me dolió el orgullo.
Pero ¿para qué el orgullo?
es mejor siempre que digas lo que sientes,
si me quieres dímelo,
si no me quieres dímelo y te dejaré ir.
Ahora que has vuelto,
no digas nada, cállate,
sólo abrázame
y júrame que no lo volverás a hacer…